>> domingo, 19 de febrero de 2017
No acostumbraba a responder a llamados de auxilio vía internet, pero aquella vez lo hice. Intuición supongo. El llamado era a ayudar a una gata adulta que había sido rescatada de un basural a orillas del río BíoBío. Era una gata dócil y afectuosa. Si había sido abandonada o se había perdido nunca lo sabremos, pero era evidente que había tenido hogar.
Como no podía hacerme cargo de ella en ese momento, pedí ayuda a Belén , una joven estudiante que solía ser hogar temporal, para que la cuidara mientras se esterilizaba y buscábamos la familia idónea que quisiera adoptarla. Nieve , como la llamé, vivió con ella alrededor de un mes. Como su salud no mejoraba, decidí traerla a casa : meses comiendo basura habían destruído su flora intestinal.
Fue así como Nieve se integró a la manada. De carácter fuerte, no parecía estar a gusto con los de su especie; sin embargo era un dulce con los humanos y era feliz durmiendo en camas y sillones. Poco a poco recuperó la salud y comenzó a salir al jardín a tomar sol, juguetear entre las plantas y recibir caricias de vecinos y paseantes. Su belleza atraía a todos.
NIEVE |
Pero la vida dispuso que esa felicidad no durara mucho : un año después , Nieve se durmió como cada tarde de buen tiempo a la sombra de una planta en su jardín. Nunca despertó, pues sufrió un ataque cardíaco y se fue en el sueño.
Mi dulce Nieve voló libre, pero su recuerdo vive en el corazón de quienes la amamos.
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