Habia vivido la experiencia de gemelos con niños, pero no lo había experimentado con gatos, aunque los comportamientos no difieren mucho.
Cuando digo gemelos , me refiero a gatos nacidos de una misma placenta.
Tenían 6 meses cuando llegaron a casa. Abandonadas en la calle siendo muy pequeñas, fueron albergadas por una familia que no podía hacerse cargo de ellas. Vinieron a casa para esterilizarse y buscar hogar , algo difícil si consideramos que no eran bebés y no podían separarse.
De eso hace un año.
En un primer momento tuvieron nombres , pero la imposibilidad para todos de distinguirlas , hizo que respondieran simplemente al nombre de "gemela"... y como están siempre juntas se acercan al unísono.
Compartí con ella varios meses y aprendí a conocerlas y reconocerlas, no sólo en lo físico sino en su forma de ser , en su comportamiento. La tímidez de la una , la locura de la otra. La mirada fuerte de la primera, la mirada dulce de su hermana. Dos seres diferentes, dos vidas independientes unidas por un lazo invisible que parece equilibrar sus vidas. Dos vidas que parecen complementarse, como dos caras de una misma moneda.
Comen juntas, compartiendo el plato incluso; duermen si no juntas , muy cerca la una de la otra ; juegan juntas , cómplices de algo que sólo ellas parecen comprender ; se protegen mutuamente de todo lo que pueda significar peligro : una se esconde y la otra hace frente.
Las gemelas hoy ya adultas comparten su vida con su familia humana y sus hermanos de especie. Yo las visito regularmente y sonrío al verlas sanas y felices.
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